lunes, 14 de diciembre de 2015

Las tobas y travertinos del Pleistoceno Superior de Cehegín






Fotografía: Francisco Jesús Hidalgo García




Lo que se puede observar en la imagen son tobas y travertinos, que se formaron por el depósito del carbonato cálcico del agua sobre la vegetación y formaron grandes masas pétreas. Las tobas de la fotografía tienen unos 30.000 años, son del Pleistoceno Superior y se formaron durante los llamados “grandes periodos pluviales”, que afectaron al norte de África y a parte del sur de la Península Ibérica. Hace 30.000 años el paisaje era muy diferente al del territorio del actual Cehegín El agua brotaba por doquier, había muchísimos manantiales, los ríos llevaban infinitamente más agua que hoy en día. La vegetación era muy abundante, con árboles de hoja caduca, en un clima templado-fresco, con bosques que crecían al amparo de tanta humedad. El enfriamiento progresivo que se fue produciendo unos pocos miles de años después propició la aparición de una nueva flora, ya más adaptada al frío, con más abundancia de coníferas. Esto está documentado en las series estratigráficas de las tobas, en las que en los niveles superiores a los de esta flora de clima templado, aparecen piñas y restos de coníferas, lo cual significa un enfriamiento del clima.
En invierno nevaba bastante, y en primavera se producía el deshielo, aumentando los caudales de agua y lo que hoy es Cehegín entonces era un vergel maravilloso. Había lagunas en las que el agua brotaba desde el suelo hacia arriba, por ejemplo en lo que hoy es la casa de Alarcón, como una fuente, y también manantiales (de los que aún se conservan las surgencias) que arrojaban agua a espuertas. Era algo maravilloso. Las masas rocosas de tobas que podemos ver muy cerca de Cehegín, a menos de un kilómetro, son de este periodo. Cuando llovía, llovía de verdad. La historia geográfica y geológica nos enseña mucho sobre el paso del tiempo y el cambio de los paisajes naturales.

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