En Cehegín se puede hablar, al
igual que en otros territorios de frontera desde después de la caída del
reino Granada, en 1492, de lo que se podrían denominar unos nuevos “Repartimientos”,
en este caso de monte baldío concejil, que se vienen llevando a cabo desde
principios del siglo XVI. Creo que hablamos en alguna ocasión de este tema, que
más tarde provocaría problemas por la manera de realizar tal reparto, pues estas donaciones de tierra aprobadas por
el Rey a veces no se hicieron con las debidas garantías de imparcialidad
debida lo que hizo que en el último cuarto del siglo XVI se enviase a un juez a investigar y estudiar la manera en que el repato de tierras se había realizado. Lo cierto es que debido al “parón” en la roturación de tierras que se
produce desde el siglo XIV, que en el siglo XV comienza a moverse pero muy
ralentizado por la problemática de ser zona fronteriza, a comienzos del siglo
XVI todavía muchas de las antiguas tierras de labranza seguían ocupadas por terreno de
monte que pertenecía al concejo de Cehegín. Era, como hemos dicho, monte baldío
concejil. El aumento poblacional provocó la necesidad de que se roturaran
nuevas tierras y se dispuso donar a perpetuidad terrenos para que fuesen
labrados y cultivados. El Concejo las daba en propiedad para siempre, con derecho a escriturarlas, y pasarían
de padres a hijos . Así se hizo. Con el tiempo, en los siglos XVI y
XVII, muchos de estos terrenos pasaron a poder de las familias más adineradas.
Esta fue la causa por la que algunos hacendados cehegineros, que ellos o sus
antepasados habían sido caballeros cuantiosos y en los siglos XVI y XVII
consiguieron título de hidalguía merced a pleitos y ejecutorias, amasaron sus
latifundios y grandes propiedades de tierras, ya que, en ocasiones estas
donaciones de terreno que habían llegado a familias de renta mediana acababan
girando hacia familias grandes, que se apoderaban legalmente de ellas bajo
compra (con o sin presión) y en otros casos de manera ilegal. En otros casos se
les otorgaba a esas mismas familias ricas. Estos repartimientos son muy
interesantes ya que nos dan una indicación del monte baldío concejil que había
en Cehegín, así como el nombre de las personas a las que se les daba la
propiedad. Son indicativos de una nueva coyuntura económica que está apareciendo en Cehegín, un aumento poblacional y también la llegada de foráneos, algunos de ellos extranjeros llamados por un cierto crecimiento económico que es perfectamente observable en la expansión del casco urbano.
La fotografía se corresponde con
una donación del llano de Rompealbardas a Juan Hidalgo.
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