martes, 4 de marzo de 2014

Vida. Unas reflexiones entre la ciencia y la filosofía.






¿Qué es la vida? ¿Qué da la vida? No hay pregunta más trascendental que ésta. Vamos a ejercitar la mente con un pequeño experimento mental. Nosotros somos seres vivos. Vamos a partir de lo grande hacia lo pequeño. Nuestra piel, nuestros órganos, nuestros huesos, los dientes, la sangre, las arterias, los nervios, todos están formados por células. Si seguimos hacia lo pequeño acabaremos por encontrarnos simplemente con moléculas de átomos y luego con los átomos de un montón de elementos. Si continuamos indagando llegará un momento en que podemos observar que somos, esencialmente, espacio vacío por la distancia tan enorme que hay entre los propios átomos. Un ser vivo es algo tan sumamente increíble que no somos conscientes, valga la redundancia, de lo que somos. Hasta la más sencilla forma de viva resulta algo maravillosamente perfecto. Pero, si después de todo nos encontramos, pongamos por caso, con un mamífero, esa maravilla se convierte en una rareza asombrosamente delicada, y si a eso le añadimos la capacidad de razonar, de discurrir sobre uno mismo y lo que le rodea, de amar, de soñar, en esencia, de ser consciente, pues imaginad a dónde hemos llegado. Es muy complicado encontrar una explicación. Decía Sagan que si mezclamos en un recipiente todos los elementos que componen un ser vivo, en la proporción en que se encuentran, nunca va a salir nada arrastrándose del mismo. Las claves de la vida son algo maravilloso. Es algo que comprobamos diariamente, la pena es que no somos capaces de valorar lo extremadamente raro de la existencia de un ser vivo.


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