¿Qué es la vida? ¿Qué da la vida? No hay
pregunta más trascendental que ésta. Vamos a ejercitar la mente con un
pequeño experimento mental. Nosotros somos seres vivos. Vamos a partir
de lo grande hacia lo pequeño. Nuestra piel, nuestros órganos,
nuestros huesos, los dientes, la sangre, las arterias, los nervios,
todos están formados por células. Si seguimos hacia lo pequeño
acabaremos por encontrarnos simplemente con moléculas de átomos y luego
con los átomos de un montón de elementos. Si continuamos indagando
llegará un momento en que podemos observar que somos, esencialmente,
espacio vacío por la distancia tan enorme que hay entre los propios
átomos. Un ser vivo es algo tan sumamente increíble que no somos
conscientes, valga la redundancia, de lo que somos. Hasta la más
sencilla forma de viva resulta algo maravillosamente perfecto. Pero, si
después de todo nos encontramos, pongamos por caso, con un mamífero, esa
maravilla se convierte en una rareza asombrosamente delicada, y si a eso
le añadimos la capacidad de razonar, de discurrir sobre uno mismo y lo
que le rodea, de amar, de soñar, en esencia, de ser consciente, pues
imaginad a dónde hemos llegado. Es muy complicado encontrar una
explicación. Decía Sagan que si mezclamos en un recipiente todos los
elementos que componen un ser vivo, en la proporción en que se
encuentran, nunca va a salir nada arrastrándose del mismo. Las claves de
la vida son algo maravilloso. Es algo que comprobamos diariamente, la
pena es que no somos capaces de valorar lo extremadamente raro de la
existencia de un ser vivo.
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