jueves, 27 de octubre de 2011

De criptas y enterramientos en las iglesias de Cehegín

Interior de una de las criptas de la Iglesia de la Concepción, de Cehegín, tras su apertura para las obras de restauración. Fotografía del Blog el Mesoncico

Quién sabe si alguna de las calaveras que aparecen en la fotografía, largo tiempo sepultadas en la lóbrega oscuridad de esta celda para muertos llamada cripta, quién sabe digo, si no es la del mismo Martín de Ambel. Aquí murió y aquí fue enterrado, en la ermita de la Concepción.
Fue Carlos III quién prohibió los entierros en la iglesias que, desde la Edad Media, se habían convertido en cementerios, dentro y a su alrededor, si era posible, y donde el hedor producido por la podredumbre de los cadáveres que eran enterrados sin haber pasado por un pudridero antes de su instalación definitiva en la cripta, hacía que el ambiente dentro de este tipo de recintos eclesiásticos fuese, en ocasiones,  insoportable, como rezan las crónicas. Pero, siendo enterrado en suelo sagrado, al parecer, el camino al cielo era más corto que para el sepultado en otro lugar, o, al menos así se creyó desde tiempos medievales.
En Cehegín, como ya hemos comentado en alguna ocasión, se construyó el cementerio viejo a principios del siglo XIX, inaugurándose en el año 1805. En las criptas, como las de la Concepción, la iglesia parroquial de santa María Magdalena y las otras iglesias y ermitas, cuando era necesario enterrar un cadáver se levantaba la losa que tapaba la entrada y la caja se bajaba colocándola encima de las que ya estaban allí días, meses, años o siglos, que de todo había. Ahora podéis imaginaros lo que salía de dentro cuando se abría la cripta donde había esqueletos, muertos transidos, cuerpos en plena corrupción y otros que ya estaban en ello, todos juntos en buena paz y armonía. Bueno, ellos descansaban en paz, pero digo yo que los devotos feligreses de misa diaria...En verano, pañuelo en boca.

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