miércoles, 10 de agosto de 2011

El médico en el Cehegín del siglo XVIII


El médico, figura, desde la antigüedad, respetada y oficio que concedía dignidad al que lo portaba, en ocasiones denostada en la imagen del “matasanos”, ha sido siempre objeto de atención en cuanto que a él se le podía deber la curación y la misma vida en muchas ocasiones. Desde los primeros tiempos en que la curación se movía en el campo del curanderismo, el chamanismo y la magia hasta la llegada del método científico y experimental, la evolución de esta figura social ha venido siempre marcada por el momento histórico e ideológico en que se ha desarrollado. Desde la Grecia clásica inicio del método experimental, y después, en la Edad Media, los grandes médicos judíos y musulmanes, herederos de esta tradición y la nueva concepción del mundo que aparece en el Renacimiento en el mundo cristiano, son las bases sobre las que se forjará la imagen del médico moderno. El médico, en su faceta de investigador y científico floreció en la Edad Moderna, pero nosotros hablamos del médico de cabecera, aquel que contrataba el Concejo para la curación de los enfermos en la villa, que también podía ser investigador y profesor, aunque no necesariamente.
La referencias más antiguas que tenemos en Cehegín sobre médicos nos aparecen en las Actas Capitulares del siglo XVI, aunque, evidentemente, la figura, denominada “físico” hasta la Edad Media ya existía desde la antigüedad. El médico de cabecera, llamado así por ser el que cura y a compaña al enfermo en su habitación, que solía ser una persona muy culta, de ahí el prestigio personal del oficio era, al menos desde el siglo XVI, contratado por los Concejos para ejercer su labor entre los enfermos de la villa. Atendía a todos, aunque a los pobres no se les cobraba ni tampoco a los internados en el hospital, dinero que le era reintegrado como paga por el mismo Concejo cada un año trabajado. El médico hablaba con el paciente, observaba, inspeccionaba, y daba órdenes al cirujano, si lo había (en Cehegín durante el siglo XVIII está documentado su contratación por el Concejo). Si no había cirujano, las intervenciones sencillas y las sangrías las hacía el barbero. También atendía a particulares a los que les cobraba la visita o la asistencia a su consulta.
Un tema que resulta muy sugerente, y que, al fin y al cabo también tiene su parte importante en el tema de la medicina, es el de la relación entre el médico y el enfermo. El médico, ante las situaciones graves también debía de “consolar” y ayudar al enfermo en su trance. Ello propiciaba, en muchos casos acercamientos fraternales y de una gran relación de amistad entre el enfermo, la familia, y el médico.  Cuando empeoraba la enfermedad, el médico estaba obligado a asistir de día o de noche, fuese la hora que fuese o el día que fuese menester. La tríada médico-cirujano-boticario, en la Edad Moderna, profesiones totalmente interrelacionadas entre sí, sin duda es un maravilloso tema para poder estudiar en profundidad en los aspectos médicos y sanitarios, sociales, económicos, morales y religiosos… Habrá que indagar en ello.

Aquí dejo un texto de las actas capitulares del archivo Municipal de Cehegín, del año 1751:
“ Los caualleros capitulares del Conzejo, Justicia y Regimiento de esta uilla, que abaxo firmarán, mandaron a Antonio García Abellán, mayordomo de los propios de este Conzexo, dé y entregue de los más pronto de ellos ziento y diez reales de vellón a don Joseph Picó Zerdán, médico titular de ella, por la asistencia que haze a los pobres enfermos de esta villa y su hospital, cuio salario le esttá consignado en cada año, y son por el que cumplirá el día diez y nuebe de abril próximo de este año, que con este libramiento y rezivo, que a su continuación tomara, se le abonarán en las quentas que se le rezivan. Fecho en la villa de Zehegín, a quinze de febrero de mill setezientos zinquenta y uno.

Don Juan Fernando Alvarez Fajardo. Don Alonso Núñez de Úbeda.
Don Fernando López García.  Don Pedro Antonio Chico. Don Blas Hidalgo Exea.

Por su mandado
Martín Manuel Sánchez Lorencio”

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